Muchos no os habreis preguntado por qué un trasto (véase paquete, globero, etc) se dedica a publicar sus no hazañas en el mundo del triatlón. Obviamente yo tampoco. Pero como toda acción necesita justificación, paso a contaros mi vida deportiva y como uno desemboca en esta locura del multideporte.
En los albores de los tiempos, allá por el año 11 d.d.a (después de andreseitor) a mi hermano le dió por hacer taekwondo y a mí con él. Tres años estuve. La verdad es que no se me daba mal: siendo alto y delgado la ventaja era clara ya que las competiciones se organizan por peso. Este deporte me gustó bastante: es completo. Te aporta agilidad, flexibilidad, resistencia, fuerza y capacidad de reacción. ¿ Por qué lo dejé?: soy un ser pacifista (véase cobardica) y eso de pegarme con alguien que no me ha hecho nada no me gustaba. Así que cuando el profesor-entrenador empezó a insistirme con ir a tal o cual campeonato salí por piernas...
Poco después empecé con el baloncesto: si, mi pasión desde siempre. Mis primeros recuerdos no son de mis padres, ni hermanos, ni primos: no!. Son de la final del europeo del 83 que España perdió ante Italia.
El baloncesto me proporcionó durante 3 años varias cosas fundamentales: amigos, constancia para entrenar, disciplina (en el deporte) y ganas de autosuperarme. Creo que todo esto es fundamental y una base para proseguir con cualquier deporte. Fue una época maravillosa, con viajes, entrenos y disfrute total. Y en esa época estabamos tan locos que no solo entrenábamos 2 horas todos los dias, sino que doblábamos con salidas con bicicleta de montaña haciendo rutas de 20-30 km: es lo que tiene ser un adolescente con energías para todo.
Posteriormente y tras un paréntesis por temas de estudio, mi amigo Pablo (enhorabuena por tu reciente paternidad!!!!!) me animó para empezar a hacer gimnasio puro y duro: pesas, pesas y pesas. ¿ Para qué me sirvió? Para subir dos tallas de camisa y aprender como funciona toda esa maquinaria. Por lo demás muy aburrido. Poco más.
Así que tras dar bandazos por aquí y por allá me decido apuntarme a una piscina a aprender a nadar. Ya cerca de los 30 y con pánico al agua me decido por superalo y hale! como motivación me planteo un reto: si aprendo a nadar hago un triatlón. Así, como suena. Empecé un mes de octubre a chapotear, en enero ya era capaz de hacer 1000 m de una tacada y entonces le pedí la bici a mi tio (recién jubilado después de una larga vida ciclista) y así, sin casi entrenar: a terminar mi propio reto.
Qué me ha aportado el triatlón: disfrutar. Mucho. Uno puede correr y hacer maratones y carreras populares etc etc, pero eso de salir todos los dias a correr...ufff que cansado (de cabeza). Con la bici: más de lo mismo. Nadando ni te cuento:tu y la línea del fondo. Sin embargo alternar cada día una disciplina es muy muy divertido, es dificil aburrirte y, desde mi punto de vista, tienes lo bueno de las tres disciplinas.
Qué es lo que no me gusta del triatlón: que el nivel en las carreras es tan alto que no basta con ir justo: no, hay que ir muy entrenado y eso lleva a que no participe en todas las carreras que quisiera y el nivel de disfrute en las mismas no sea el máximo. Creo que debería haber más pruebas de promoción al margen de las "oficiales".
Si has llegado hasta aquí y has leido este ladrillo: gracias por
quererme tanto!. Seguiremos buscando retos y, como no, alcanzándolos.